Lean on Pete: Una vida descabalgada
· Lean on Pete tiene mucho que ver con ese viaje de persona acompañada por un animal por el corazón de América, una pastoral americana que ya han abordado tantos escritores, fotógrafos, músicos y pintores norteamericanos.
Hay películas que justifican que el cine se proyecte en una sala oscura, sin interrupciones, protegidos del ruido enorme de una época en la que la dispersión nos está machacando. Lean on Pete es una de ellas.
El relato de Andrew Haigh (un experimentado montador de 45 años que se pasó a la dirección en 2009) adapta una novela de Willy Vlautin. Me gusta mucho la manera de contar la vida que pasa por Charlie, un adolescente que vive con su padre en las afueras de Portland y descubre por casualidad un hipódromo cercano. Allí hay un caballo llamado Lean on Pete. En todo momento, la vida desprotegida de Charlie (un memorable trabajo de Charlie Plummer, que fue premiado en Venecia) tiene como referencia a su tía, una hermana del padre que vive (debiera vivir, porque hace años que Charlie no la ve) en un pueblo de Wyoming.
Hace 10 años, Kelly Reichardt estrenó Wendy y Lucy, una película muy hermosa de 80 minutos, protagonizada por una impresionante Michelle Williams, que rescaté gracias a un encargo de la profesora María Noguera. Lean on Pete tiene mucho que ver con ese viaje de persona acompañada por un animal por el corazón de América, una pastoral americana que ya han abordado tantos escritores, fotógrafos, músicos y pintores norteamericanos.
Steve Buscemi y Chloë Sevigny
Los 121 minutos de metraje son claramente excesivos y lastran una película que hasta los 90 minutos ha mantenido un tempo formidable… Aunque he de confesar que nada de lo que cuenta Haigh deja de interesarme, en buena medida por la calidad de la fotografía del danés Magnus Nordenhof Jønck (A War) y el montaje de Jonathan Alberts, por el acierto en las localizaciones. La galería de personajes que entran y salen con una naturalidad pasmosa en la vida de Charlie es excelente: el propietario de los caballos de carreras (estupendo Buscemi), la jockey (Chloë Sevigny es un portento de actriz), los soldados que han llegado de Afganistán y la chica que cocina para ellos, la camarera del bar de carretera, el desarrapado Silver en su caravana, la tía Magy…
Me llama la atención el respeto de Haigh por la historia: evita ponerle lazos, adornarla o usarla para lucirse o meter discursos de contrabando. La excelente escritura de diálogos, la angulación adecuada de los puntos de giro, los detonantes sordos o en sordina, la manera tan personal de tramar el armazón dramático llaman la atención sin llamarla. El final, aunque nos pille cansados, contiene momentos de una belleza cegadora: recogen con una coherencia ejemplar los ecos de las confidencias que Charlie va depositando en un caballo que carga con las palabras (con la vida) de un chico que se niega a montarlo porque piensa que no debe hacerlo.
Una de las mejores películas de la primera mitad de 2018.
Ficha Técnica
- Dirección: Andrew Haigh,
- Guion: Andrew Haigh,
- Intérpretes: Steve Buscemi, Chloë Sevigny, Steve Zahn, Charlie Plummer, Travis Fimmel, Amy Seimetz, Justin Rain, Rachael Perrell Fosket,
- Fotografía: Magnus Nordenhof Jønck
- Montaje: Jonathan Alberts
- Música: James Edward Barker
- Duración: 121 min.
- Público adecuado: +16 años
- Distribuidora: Diamond
- Reino Unido, 2017
- Estreno: 18.5.2018