Ensayos sobre cine: Néstor Almendros
Ensayos sobre cine: Néstor Almendros | Todos sabemos que el cine es un arte colectivo que sería imposible sin la aportación de los muy diversos miembros de un numeroso equipo. Sin embargo, la mayoría de las películas se buscan por sus estrellas; solo algunas por sus directores; casi ninguna por sus directores de fotografía. Entre estos últimos se pueden destacar a Greg Toland en el periodo de cine clásico de Hollywood y, en la segunda mitad del siglo XX, Néstor Almendros (se podrían citar muchos otros, pero no hace al caso).
Trabajó Néstor Almendros -los técnicos dicen “iluminó”- con los más grandes, Truffaut, Rohmer, Rossellini… Su luz en L’enfant sauvage (Truffaut, 1970) llamó la atención de Malick, que contactó con él. El resultado fue Días del cielo (Terrence Malick), que le valió la estatuilla de Hollywood. De la fotografía y estilo de Almendros se ha hablado y publicado mucho, merecidamente. Su faceta como escritor es mucho menos conocida.
Almendros dedicó su vida al cine, a ver cine, a escribir sobre cine, a realizar cine. El libro Cinemanía. Ensayos sobre cine es un elenco que va desde 1947 -carta al director de la revista Cinema- a 1992 (año de su muerte).
Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana, donde fundó un cineclub. Allí se dedicó a escribir críticas como amateur. Posteriormente lo hizo como profesional en algunas de las más importantes publicaciones de Cuba. Nunca soltó la pluma ni en Europa ni en Estados Unidos.
La introducción del libro es un cariñoso homenaje de Martin Scorsese. A lo largo de estas páginas vemos la trayectoria histórica del autor (Barcelona, La Habana, París, Roma…), su juicio sobre las películas de aquellos años -juicio que casi nunca ha tenido que modificar- y los temas que han interesado siempre a un apasionado del cine: popular, culto; para las masas, para las élites; cine arte; comprometido, social, cine-cine, cine basura; la industria y el arte; producciones caras, producciones modestas; directores, guionistas, fotógrafos, montadores; las estrellas, los grandes directores; Hollywood y las otras cinematografías. Algunos debates, algunas posturas -la mayoría en realidad- podrían firmarse hoy mismo.
Poseía Almendros una erudición cinematográfica poco común. No solo había visto todo lo que hay que ver en la historia del cine europeo y norteamericano, sino que conocía además las restantes cinematografías de América, las de los llamados países del Este, el cine ruso y el cine japonés.
Los textos muestran, además de un gran amor al cine, originalidad y calidad de juicio. Almendros no cae en lugares comunes ni repite tópicos, valora sin prejuicios, basándose en su cultura y erudición -de ahí que casi nunca haya tenido que modificar la opinión entonces expresada-, y ello confiere a estas páginas una fuerza especial. Esa calidad en sus juicios queda puesta en relieve en algunas -demasiado pocas- entrevistas realizadas, modelo de sabiduría y prudencia.
Es llamativo el interés que siempre mostró por la fotografía y la luz de las películas, incluso en textos escritos veinte años antes de que se pusiera detrás de la cámara. Siempre supo que el cine era escribir con luz y, muy probablemente, su labor de crítico fue el camino que le llevó a ponerse finalmente tras la cámara.
Néstor Almendros. Editorial Seix Barral. Barcelona, 1992. 380 páginas. 35 €.
Suscríbete a la revista FilaSiete