Thor: Love and Thunder

En su nueva aventura, Thor busca la paz que perdió cuando rompió con el amor de su vida, la doctora Jane Foster. Su único consuelo es dar martillazos en compañía de los Guardianes de la Galaxia. Cuando un tipo feo llamado Gorr -que posee una espada mágica- comienza a asesinar dioses y amenaza Asgard, Thor se ve obligado a tomarse la vida en serio e intervenir. Le acompañan sus amigos Valkiria y Korg, a los que se ha unido la doctora Jane Foster, que ahora empuña el martillo mágico Mjolnir.

- Anuncio -

La segunda entrega de las aventuras del dios del Trueno dirigida por Taika Waititi es más gamberra que la anterior, porque el director también ha trabajado en el guion. Waititi es un humorista con tendencia a la farsa que adora mezclar géneros, como demostró en Jojo Rabbit. Pasa del momento más dramático imaginable, el sufrimiento de un niño por ejemplo, al chiste escatológico, sin solución de continuidad. Waititi no se toma nada en serio -ni siquiera las dos alusiones a la homosexualidad que introduce, peaje obligado de un director de la casa Disney- y sería un error que el público lo hiciera.

El guion da muchos saltos, Thor: Love and Thunder parece un cómic sobre el poderoso dios leído por un adulto a una banda de niños, alrededor de un fuego de campamento. De la narración pasamos a la acción en un lugar u otro de la Galaxia. El director se toma todas las libertades que quiere, porque le da la gana. Se está divirtiendo y, hay que reconocerlo, entretiene. Además, las escenas de acción tienen el nivel que cabe esperar. Lo que no hay que esperar es lógica. En cuanto al tratamiento de los dioses, ya lo dijo el Capitán América: «solo hay un Dios, señora, y no viste así». Cita que hablaba de Thor. Aquí tenemos una colección de folclóricos diosecillos del universo Marvel, un poco más robustos que el resto, pero tan mortales como los demás, e incapaces de representar la religión.

La escena más tonta de la película, una convención de dioses, incluye la invitación a una gran fiesta -una orgía-, el robo del rayo de Zeus, y mostrar el trasero de Chris Hemsworth -o de su doble-. Mejorando esta insalvable escena, el resto resulta entretenido, o irritante, según el espectador.