El escritor Pedro Antonio Urbina pasa revista al cine mínimo
Reconocido escritor, de extensa y variada obra, Pedro Antonio Urbina se ha expresado en todos los géneros literarios -novela, poesía, teatro, ensayo-, y publica ahora un libro sobre cine: Películas mínimas. El cine más humano de la década 1993-2003.
¿A qué se debe ese título, qué significa?
Me refiero con ese título, y casi exclusivamente, a ese tipo de cine que no tiene detrás una fuerte promoción, no tiene propaganda…, y suele pasar inadvertido al gran público. Valgan como ejemplo las películas de Rohmer, Oliveira, Kaurismäki o Poirier.
¿Sólo por eso?
No, evidentemente son además películas valiosas. Hablo de películas valiosas y más bien poco conocidas, como Un corazón en invierno, El verano de Kikujiro, Rosetta, El viaje de Felicia, Western o la española Cosas que nunca te dije.
Era otra cosa lo que quería preguntarle: si usted piensa que han pasado inadvertidas sólo por no tener una adecuada propaganda.
¡Ah, no le entendí bien! Pero… no, pienso que no: si estas películas hubieran gozado de una propaganda fuerte (cosa prácticamente imposible), los primeros espectadores equivocados… (que se han equivocado de cine, digo) alertarían al resto de espectadores adictos al cine fácil y con palomitas.
¿Por qué dice que es imposible que estas películas, que usted recoge bajo el título de Películas mínimas, puedan tener una gran propaganda?
¡Porque son mínimas! Porque el dinero no suele apostar por ellas, y el dinero no las apoya porque, en general, el gran público huye de lo que es bueno si exige un poco de esfuerzo. Hace poco he leído unas palabras de Sean Penn: dice que su tarea como actor “es una profesión frustrante; se hacen muy pocas películas buenas. Hay mucha mediocridad alabada, y todo aquello que es maravilloso se ignora por completo”. Como ve, es más categórico que yo.
¿Y eso a qué es debido, que todo lo que es maravilloso se ignore por completo?
Respondo con un refrán, me parece que es un refrán, no sé si me lo invento: “Lo que vale, cuesta”. Sea como sea, está claro que se tiende a lo más fácil, a lo que no supone esfuerzo… y, dejándose llevar por esa pereza o esa comodidad, no se llega a conseguir -¡se pierde!- lo mejor de la vida.
¿Y en su libro sale al paso de esa pereza, intenta remover esa comodidad?
Me parece que sí, digo, sí que lo intento: me parece que en parte lo consigo. Porque es una cuestión de ignorancia o desconocimiento. Y una cuestión de pedagogía también. Es decir, que si se da a conocer lo bueno, lo mejor, y se da a conocer la manera de alcanzar lo bueno… son menos sin duda los que persisten en su cómoda pereza inútil.
¿Cómo lo hace en este libro?
Pues… lo más importante diría que es su estructura de contenidos, los temas de los capítulos: en cada uno de ellos -son sólo nueve- se reúnen películas, comentarios a ellas, que tratan de un mismo tema y…
Por ejemplo, el primer capítulo.
En el primer capítulo reúno películas -es el capítulo más amplio- que tratan sobre el amor. Otro sobre la amistad. Otro sobre la familia. La marginalidad. La violencia… y así hasta nueve. De modo que, como sin querer… queriendo, queda dibujada una definición del hombre como persona individual, como miembro de una familia, como ser enamorado… u odiador.
Pero no todas las películas, aun sobre un mismo tema, coincidirán en las ideas.
Procuro que sí, que coincidan. Además son todas películas de tres estrellas para arriba… Cuento las cosas de forma amena, con un estilo claro…; estoy seguro que el libro resultará muy atractivo: Para aprender (con perdón), para poder pensar un poco, y a la vez entretenerse.
¿Es, pues, una gran selección de películas?
Sí, el subtítulo del libro dice: El cine más humano de la década 1993-2003, y así es. Por tanto, he podido hacer una cuidadosa selección entre lo mejor que he visto en esos diez años.
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