BSO The Grandmaster
· BSO The Grandmaster. No hay ritmos repetitivos y música electrónica, sino percusión y sonido de viento que transmiten la belleza del combate.
Wong Kar-wai siempre deja su sello personal en la selección de la música. En sus películas podemos encontrar la canción principal de la ochentera Top Gun (Take my breath away) en As tears go by, Aquellos ojos verdes de Nat King Cole (In the mood for love) o The Story de Norah Jones en My Blueberry Nights.
The Grandmaster ha sido un sueño hecho realidad para este director hongkonés. Hasta cinco años ha dedicado a la realización de esta película sobre Ip Man, uno de los grandes maestros del kung fu. Como era previsible en un director tan innovador, la música de la película se distancia de los convencionalismos del trillado cine de artes marciales.
Hay una larga escena que resulta muy representativa del tono musical de la cinta. Los 15 minutos que dura el primer encuentro entre Ip Man y Er son de una belleza plástica que recuerda a los grandes momentos de la filmografía de Kar-wai. El intenso ritmo de esta escena está marcado por un uso muy hábil de la música, que funde con acierto el Stabat Mater del italiano Stefano Lentini con la magnífica partitura melancólica de su compositor habitual (Shigeru Umebayashi).
Un aspecto fundamental de la música es su serenidad, tanto en las imágenes como en los instrumentos seleccionados. No hay ritmos repetitivos y música electrónica, sino percusión y sonido de viento que transmiten la belleza del combate en temas de corte oriental como The Gold Pavillion o Manchuria Express.

En gran medida, Kar-Wai pretende mostrar con la música que el kung fu es casi un baile coreografiado al milímetro. Esto resulta muy fácil de percibir en The Sacrifice o Manchurian Bolero, temas de una capacidad lírica muy intensa.
Una versión nostálgica en piano y violín del reconocible Deborah’s theme, que Ennio Morricone compuso para Érase una vez América, logra el sensacional clímax de The Grandmaster. También es destacable la fusión magistral de piano y chelo de los dos Love theme que ha compuesto Umebayashi, a la altura de sus mejores temas románticos en anteriores colaboraciones con Kar-wai (In the mood for love y 2046).
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