John Ford en Innisfree
· Segura recorre con mirada perspicaz los casi 20 años en los que John Ford soñó una película que muchos consideran como una de las más personales del realizador norteamericano.
«Estoy planeando hacer una película con Alex Korda el próximo verano. Es un relato de Maurice Walsh titulado El hombre tranquilo, sinceramente, creo que es una gran historia. Alex, creo yo, va a dirigirse a ti ofreciéndote la posibilidad de que trabajes en ello. Puede ser divertido. Recorreremos toda Irlanda rodando en color, pero centrados en Spiddal. Traeré a los protagonistas de América y elegiré de las partes incidentales de Inglaterra e Irlanda. Como dije antes, será fotografiada en Technicolor y debería quedar preciosa».
El 11 de julio de 1946, mientras se encontraba en posproducción de esa película asombrosa que es My Darling Clementine, John Ford escribía a Michael Killanin para hablarle de una película que terminaría rodando en el verano de 1951. Quería su ayuda por el conocimiento que su amigo Lord Killanin tenía «del país, la gente y las costumbres».
La edición ampliada y revisada de este valioso libro, que se publicó por primera vez en 2014, es una grata noticia que alegrará no solo a los que aman esta película de Ford, o la filmografía de uno de los más grandes cineastas de la historia; también es un libro excelente para cualquier investigador que quiera escribir una obra que conjugue rigor y amenidad en el estudio de una película señera.
Segura recorre con mirada perspicaz los casi 20 años en los que Ford soñó una película que muchos consideran como una de las más personales del realizador norteamericano. Los vericuetos que recorre Ford para conseguir que la película, basada en un relato breve, fuese lo que pretendía un director en continua lucha con los estudios para lograr hacer las películas tal y como quería, son apasionantes. Baste señalar, en este sentido, el papel que juega la maravillosa Río Grande como aval de El hombre tranquilo: como agudamente señala Segura, no solo se trató de que Ford demostrase que era capaz de ganar dinero con una película llamémosla personal tras el batacazo en taquilla de la personalísima El fugitivo, sino que en Río Grande (1950) Ford afina la historia de amor entre Wayne y O’Hara que dos años después veríamos versionada en El hombre tranquilo.
Para quien escribe, admirador rendido de la poética de Ford en Qué verde era mi valle, es un motivo de especial alegría la manera incontestable en que Segura otorga un papel importantísimo a Richard Llewellyn en la escritura de la novela corta que sirvió de puente entre el relato de Walsh y el guión de Frank S. Nugent.
Llewellyn (Richard Herbert Vivian Lloyd Llewellyn, Londres, 1906 – Dublín, 1983) fue un novelista y guionista cuya obra más conocida es Qué verde era mi valle, publicada en 1939, que Ford llevó al cine en 1941, ganadora de 5 Oscar en 1942, incluyendo película y director.
Las 1.279 notas que Segura pone al final del texto son una prueba fehaciente de un trabajo esmerado con un resultado final magnífico.
John Ford en Innisfree: La homérica historia de El Hombre Tranquilo
Arturo Segura. T&B Editores. Madrid (2017)
369 páginas. 23 €