Corrupción en Miami: Lost in adaptation

«Mi idea inicial fue hacerla como si la serie no hubiera existido» afirma Michael Mann sobre su nueva película. La verdad es que lo consigue: la versión cinematográfica de Corrupción en Miami poco tiene que ver con la popular serie que empezó en 1984 y terminó en 1989. No conviene olvidar que Michael Mann (Chicago, 1943) fue productor ejecutivo de la serie. Vista la película, salta a la vista que Mann ha querido utilizar el efecto llamada de la serie pero sin perder la libertad para hacer el cine que le interesa.

Y es que Corrupción en Miami se aproxima más a la violencia y oscuridad de su anterior Collateral (2004) que al tono de la serie protagonizada por Don Johnson y Philip Michael Thomas; no en vano la dirección de fotografía está de nuevo en manos del oscarizado Dion Beebe (Memorias de una Geisha, 2005; Chicago, 2002), que vuelve a demostrar una enorme capacidad para extraer todas las posibilidades de las cámaras de alta definición. Al igual que en Collateral predominan las escenas nocturnas, con abundante grano debido a la escasa iluminación, rodadas con contundencia, pero sin la convicción de la potente y sólida historia protagonizada por Tom Cruise.

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Mann, uno de los pocos realizadores norteamericanos en activo capaces de hacer cine comercial con la etiqueta de la autoría un artesano, no logra en esta ocasión levantar un guión hueco, cargado de giros previsibles y demasiado aburrido para aguantar con brío las dos horas de metraje a las que nos tiene acostumbrados.

Colin Farrell y Jamie Foxx interpretan, con escasa química, a los agentes Sonny Crockett y Rico Tubbs, empeñados en la lucha contra el narcotráfico. Salvando un  potente inicio y un desenlace intenso, la trama se pierde en el intento de humanizar a los dos colegas sin recurrir al diálogo, con un cine predominantemente visual. La doble relación Sonny & Isabella (sólida Gong Li en un papel demasiado estrecho) y Rico & Trudy no aporta nada, salvo un erotismo de anuncio de colonia.

La acción es escasa, casi diríamos que racionada, y es -con mucho- lo mejor de la película. Es en esas escenas cuando golpea el genio de Mann para rodar secuencias de acción, con un sonido espectacular, un montaje fluido y los subrayados musicales de John Murphy  (Millones, 2004; Adivina quién, 2005). El resto, es una sucesión de posturitas y contoneos de unos actores que parecen modelos recién salidos de la peluquería, entregados a la promoción de relojes, gafas de sol, ferraris, fuerabordas y demás trastos de lujo.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU., 2006
  • Dion Beebe
  • William Goldenberg, Paul Rubell
  • John Murphy
  • UIP
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