Hogar: Sweet home
Hogar | Recuerda a El autor en la obsesión por la vida ajena, también a Parásitos por el ámbito en que se desarrolla, pero no tiene su complejidad ni de lejos. Y el problema es de guion.
Hogar llega a Netflix con todos metidos en casa; no podía ser más oportuna. Y de la mano de dos co-directores, los hermanos David y Álex Pastor, afincados en el subgénero apocalíptico y pandémico con títulos como Los últimos días e Infectados.
Lo sé, he hecho un chiste negro y fácil pero esta coincidencia es lo que resultará más memorable de un filme que tiene al gran actor Javier Gutiérrez a la cabeza del reparto y un arranque prometedor pero que enseguida recordamos como territorio transitado en otras ocasiones y con mejor fortuna.
Javier Muñoz es un ejecutivo publicitario de éxito pero, tras un año en el paro, él y su familia se ven obligados a dejar el piso que ya no se pueden permitir. Un día descubre que aún conserva un juego de llaves de su antigua casa, y empieza a espiar a la joven pareja que ahora vive allí. Poco a poco, Javier empezará a infiltrarse en la vida de los nuevos propietarios, decidido a intentar recuperar la vida que ha perdido.
Los directores han partido de una anécdota personal, la de hallar unas llaves antiguas y fantasear con el detonante a partir de la gran pregunta del cine: Qué pasaría si…
El filme cuenta con un cuidado diseño de producción, banda sonora inquietante con predominio del piano, un sonido intradiegético de percepción subjetiva -la gota del grifo, los latidos, etc.-; y una fotografía exquisita con abundancia de primeros planos, y enfoques cenitales o poco habituales como los reflejos.
Javier Gutiérrez está muy en su papel: determinado, insensible, ruin y mediocre. Se le sigue bien en sus peripecias iniciales. Mario Casas, flojea bastante. En el apartado interpretativo femenino destaca Bruna Cusí (Verano 1993) y cumple Ruth Díaz (Adiós).
La cinta recuerda a El autor en la obsesión por la vida ajena, y remotamente a Parásitos, por el ámbito doméstico en que se desarrolla, pero no tiene su complejidad ni de lejos. Y el problema es de guion.
No se han trabajado a fondo los personajes, no comprendemos el carácter del protagonista: ni su estatus inicial ni el motivo del declive profesional; tampoco la evolución de la trama, donde a falta de complejidad y originalidad se recurre a la oscuridad y la sordidez, en especial con el personaje del jardinero, trazado gruesamente, sin matices. Los giros, empero, no ocultan las malas costuras, que dejan al espectador con un montón de preguntas sin respuesta. Y que al final se tapan torpemente, recurriendo, sin éxito, al deus ex machina y a la elipsis.
A pie de pase
Ana Sánchez de la Nieta, crítico y subdirectora de FilaSiete, nos da su primera impresión de Hogar, la nueva cinta de Àlex y David Pastor, que puede verse en Netflix.